domingo, 19 de mayo de 2024

L’ull de Taüll

 

Pantocrátor
 

L’Ull –Oksana Mas

 


L’ull de Taüll

observa, espia,

mira de reüll

i ho veu tot,

des d’un marfull

al vedell d’Erill.

 

L’ull de Taüll

veu el cor i les mans

d’artistes i capellans.

Contempla el ball,

la xaranga i el batibull,

el foc i el terrabastall.

 

L’ull de Taüll

reflecteix la llum,

l’aire i el soroll,

la música del Savall

llur fesomia, el cabell

i ses follies d’Espanya. 

 

L’ull de Taüll

observa tota cosa viva

i tot el que es mou

i sap de tota follia

d’Algeciras al Vilosell,

de Cabra a la Seu d’Urgell.


L’ull de Taüll

és inquiridor

travessa la pell

penetra fins el moll

de l’os del savi

i del mesell.

 

L’ull de Taüll

fixa la moral i els mots

                            Ego sum lux mundi

i aixeca el palmell

ço és el senyal

del temps i del món.

 

L’ull de Taüll

és el sermó, al capdavall,

del foc i el cristall,

dels cercles infernals,

i l’anul·lació del cervell

del jove fins al més vell.

 

L’ull de Taüll,

sota la llum del món

és l’amenaça eternal,

l’engany de l’espill

la soga al coll

i la daga al clatell.


F.C.                        (setembre 2022)

sábado, 18 de mayo de 2024

Muralla

 



Almenas y barbacanas defienden la ciudad. La protegen del ataque del invasor que llega del otro lado.

La muralla es alta, sus cimientos son de basalto y odio. Sus paredes se han construido con sillares ciclópeos que ocultan cuerpos emparedados que combinaron los jugos de su descomposición con la argamasa de arcilla o el mortero de cal.

Los constructores sabían que cuando se emparedaba un hombre entre los muros de mampostería, el fraguado de los morteros se aceleraba, sin embargo, poco les importaba la aceleración del fraguado, no había prisa en la construcción de las murallas. Nunca se emparedó un cuerpo para acabar más deprisa la construcción, se hacía para acabar con él, no había otros motivos.

De mi libro

El caminante y la urraca

miércoles, 15 de mayo de 2024

William Cavendish

 

 

El duque de Newcastle-upon-Tyne era un espadachín, diplomático, militar, poeta, benefactor, arquitecto de poca monta, consejero real y muchas cosas más. Fue caballero de la Orden del Baño. Más tarde, se le concedió el título de marqués.

Inmensamente rico, William Cavendish fue añadiendo condecoraciones en su haber: William Cavendish, caballero de la Orden del Baño, Vizconde de Mansfield, Conde de Newcastle-upon-Tyne, Caballero de la Orden de la Jarretera, Consejero real privado, etc.

En 1641, invitó a George Friderich Händel para que diera unos conciertos benéficos en Dublín y después de escuchar “El Mesías”, el duque espadachín Cavendish dijo:

Este oratorio me desilusiona

No sé qué ilusiones tendría aquel cortesano, lo que sí sé es que Inglaterra fue un país sin música.

El clasicismo y el romanticismo musical estuvieron ausentes durante muchos siglos en aquellas tierras que van desde las Highlands de Escocia hasta la desembocadura del Támesis.  Las brumas tuvieron que esperar a finales del siglo XIX para que alguna armonía perdida cubriera las ciudades brumosas  y los campos húmedos.

sábado, 11 de mayo de 2024

Algunas características de los tiempos líquidos

Mannen aan tafel. Karl Hofer (1878 – 1955)


La posmodernidad, la globalización y la “nueva pobreza” inundan. Las aguas anegan los tiempos, los de hoy y los de un futuro de modernidad distópica.

Los tiempos líquidos se caracterizan por una aceleración de la experiencia, esta se sucede sin apenas dejar huella, se aceleran los hábitos y el vivir se apresura.

Cuando los tiempos son líquidos, se establece el imperio de lo efímero y se instala la maldita supremacía de lo pasajero, de lo precario y de la trivialidad.

Nada se puede fundamentar sobre el oleaje de los tiempos líquidos, progresa lo exiguo y la nimiedad, progresa en definitiva, lo insignificante.

jueves, 9 de mayo de 2024

Desmesura

 

Celestial dreams (2023). Afra Eisma. Photo Jules Lister


He conocido personas a las que les complace la desmesura, anteponen la espectacularidad y lo hiperbólico a la contención y la templanza.

Hay gustos para todos. Sí. Ya sabemos que en la variedad está el buen gusto y no voy a ser yo quien critique las preferencias de cada cual.

La desmesura la encontramos en las actitudes personales y en los comportamientos colectivos, tanto que a veces, llega a ser una seña de identidad de todo un pueblo. Y la hallamos en distintos estilos artísticos, no en balde el arte es la expresión de los tiempos.


Los “desmesurados” que conozco suelen moverse de una manera brusca, además, les interesa hacer un espectáculo con su forma de hablar: para decir “mucho” dicen “un montón”, para decir “muy” dicen “súper”, cuando ven algo que les impresiona dicen “guau” (onomatopeya que sirve para expresar el ladrido de un perro). 

Prefieren un “McExtreme Intense Cheddar con huevo doble” más que un simple bistec al punto o unas sardinas a la brasa. Les gustan el brillo, los espectáculos musicales con destellos lumínicos de colorines que inundan el escenario y la gran variedad de movimientos de los actuantes que, paradójicamente, prefieren el vestuario minúsculo al exceso textil.




Una señora “desmesurada”, como la de la foto, nunca se pondría un sombreo cloché ni asistiría a un concierto de Ludovico Einaudi. Les gusta el arte Pop evolucionado de Pipiloti Rist y de Afra Eisma.

Los “desmesurados” son recíprocos, disfrutan con la desmesura y aportan desmesura al mundo. Suelen ser tolerantes y dicen que la contención les provoca sueño, y de esta forma, durmiendo, practican la tolerancia.


Ya he dicho que no critico la variedad de gustos, no critico la desmesura, sin embargo, a mí me produce un miedo cerval cuando la desmesura es una actitud colectiva. Hay pueblos, naciones y civilizaciones que promueven la desmesura y lo hacen con la complicidad del poder económico.

lunes, 6 de mayo de 2024

El Mininaufraguito

 

En diversas ocasiones, en este blog, he hablado de El Naufraguito. Es una delicia.

Se trata de un fanzine escrito, diseñado, editado, encuadernado y distribuido por mi amigo Ceferino Galán, él lo hace todo. Recoge los testimonios de todos los náufragos y los publica. 


Hace más de 35 años que se publica. Cada número trata de un tema diferente, son naufragios que hablan de: 
La sombra, El caos, La geometría repugnante, etc.

Nos pregunta: 
"Por qué eres un imbécil", ¿por qué hemos fracasado tanto?, ¿puedo mentirme a mí mismo y no tener consecuencias?

continúa preguntando y nos habla de: 
La soledad, La pachorra como filosofía vital, Los pilares, La poesía para necios, La metamorfosis de la paloma en rata, Nueve maneras secretas de poner fin a la tristeza, La Biblia de chocolate, El cordón de tu corpiño, Principios que conmueven el mundo, El estado natural del hombre es la incultura, ¡Maldita sea! el arte. y más,

Estos son algunos de sus títulos y dice: Pido perdón al mundo (y el mundo se va a enterar), ¡¡¡Soy un maldito cobarde!!!, Siento que no soy de aquí, Cuánto trabajo me cuesta ser yo, etc.

Parece que los naufragios no se acaban nunca y Ceferino continua dando cuenta de ellos. 



Cada número de El Naufraguito se acompaña con un Mininaufraguito, un cuadernillo minúsculo que va metido en una bolsita que hay en el interior de la contraportada. El Mininaufraguito es la destilación de una maravilla, allí se pueden leer cosas como las que ahora pongo en este blog. Es el Mininaufraguito número 125, de diciembre de 2022, que trata de el todopoderoso sentido común. 



domingo, 5 de mayo de 2024

Albert Schweitzer y Antoni Gaudí

 
El entendimiento (aprox. 1770). Francisco Bayeu y Subías 




Si dos individuos no se quieren entender, no se entienden.

Albert Schweitzer no sabía catalán y Antoni Gaudí no sabía alemán. Ambos eran personas sabias y querían entender el mundo y entenderse entre sí.

El premio Nobel, Schweitzer, vino varias veces a Barcelona y en una de sus estancias en la Ciudad Condal quiso visitar las obras de la Sagrada Familia. Allí estaba, viviendo en la obra, Antoni Gaudí, que se complació de recibir al eminente músico, filósofo, médico y misionero Her Doktor Albert Schweitzer (1875-1965).

Visitaron la obra y comentaron detalles arquitectónicos y muchos aspectos de las esculturas que allí se levantaban. El arquitecto le explicaba al músico de dónde tomaba los modelos para las esculturas y cómo iban los empujes estructurales de aquellas piedras, todo esto lo explicaba en catalán y el doctor Schweitzer asentía y hacía comentarios en alemán. Gaudí era más escueto que Schweitzer, entre ellos había una voluntad de entendimiento y se entendieron.

viernes, 3 de mayo de 2024

La ciudad del más allá



La ciudad del más allá está situada entre el paraíso perdido y la "ciudad divina".

La ciudad del más allá tiene unas calles retorcidas, las cloacas están a cielo abierto, tiene puentes que empiezan en una orilla del río y no llegan a la otra, los edificios no se reflejan en los estanques y los neones son de luz escatológica. En los parques se amontonan las angustias. 

Quienes no salieron jamás de aquella ciudad, dicen que es la ciudad de Dios, que es la ciudad ideal y que sus palacios tienen bóvedas de eternidad.

Desde esta insignificante colina en la que nos encontramos, vemos como se bifurcan los caminos. 

Cada caminante tiene un urbanismo ideal en su magín. 

martes, 30 de abril de 2024

Cosimo Tura. Posteridad

 

Retrato de un joven. 1450. Cosimo Tura


 

Giorgio Vasari habla de Cosimo Tura, mencionándolo como Cosme da Ferrara, y dice que “instauró en el arte de la Italia del norte la fisonomía específica del arte ferrarés”

Cosimo Tura o Cosmè Tura (Ferrara, h. 1430 - 1495), también conocido como Il Cosmè, se formó en Padua, en el círculo de Squarcione, mientras Donatello trabajaba en la obra del altar del Santo, en sincronía con Mantegna, Crivelli y Marco Zoppo. La influencia de todos ellos y muy especialmente de la de Piero della Francesca, junto con su talento de gran dibujante hicieron de Cosimo Tura uno de los fundadores de la Escuela de Ferrara.

Retrato. Cosimo Tura


Sus retratos están muy cerca de la serenidad clásica de Piero della Francesca y muy lejos del manierismo de Bronzino.

Retrato de un joven. Cosimo Tura

El arte de Tura ha pasado a la posteridad. Nosotros somos su posteridad y la de todos aquellos artistas. 

¡Qué amargos sentimientos les embargarían si conocieran esta posteridad!

Beatrice d'Este. (atribuido a Cosimo Tura)

viernes, 26 de abril de 2024

Cruda Amarilli

Claudio Monteverdi (1567- 1643)



Giovanni Maria Artusi (1540-1613) nunca quiso pronunciar el nombre de Claudio Monteverdi  (1567-1643). Estaba anclado en la estética musical del tardo-Renacimiento y no soportaba la música “moderna” del Barroco y arremetía contra Monteverdi.


El involucionismo de Artusi le llevó a escribir Delle imperfecttione della musica moderna.


Se peleaban los músicos y si, por casualidad, coincidían por la calle o en algún otro lugar, Giovanni Maria Artusi se giraba de espalda.


Al clérigo Giovanni Maria Artusi

PATER RD’ IO MARIA DE ARTVSIS BONONIENSIS IN MUSICVS THEORICIS PRÆCLARVS

le repugnaba la incipiente música barroca y más aún a los compositores que se abandonaban a ella.


Claudio Monteverdi echó leña al fuego de la polémica y compuso su quinto libro de madrigales con una clara estética barroca.


Cruda Amarilli es uno de estos madrigales perteneciente al quinto libro de Monteverdi. Está compuesto para cinco voces sobre un poema de Gian Battista Guarini (1538-1612) 
–inteligentísimo autor que admiro.




Ahí va el texto del madrigal:

  

Cruda Amarilli, che col nome ancora,

d’amar, ahi lasso! amaramente insegni;

Amarilli, del candido ligustro

più candida e più bella,

ma de l’aspido sordo

e più sorda e più fera e più fugace;

poi che col dir t’offendo,

i’ mi morrò tacendo.

 

Su traducción

 

Cruel Amarilli, que con tu propio nombre,

a amar, ¡ay de mí!, amargamente enseñas;

Amarilli, que el blanco jazmín

más pálida y más bella,

pero que el sordo áspid

más sorda y más orgullosa y más veleidosa;

puesto que al hablar te ofendo,

moriré callando.



En mi opinión, la disonancia de la segunda voz en la palabra

amaramente, después de ahi lasso! (segundo verso)

debía desquiciar al clérigo Giovanni Maria Artusi.


Estoy convencido que l’aspido sordo, del quinto verso, con su veneno barroco, acabó con la entereza que debía adornar al THEORICIS PRÆCLARVS.